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Dibujo de Mies van der Rohe, de 1921, hecho para el concurso
de la Friedrichstrasse, de Berlín.
Un dibujo con un casi dramático claroscuro, hecho con carboncillo,
que mide 173.5x122 cm. Este dibujo es especialmente interesante
para comprender la importancia del "cómo" se
construye el discurso, más allá de lo que objetivamente
se diga en él.
En 1921, la Sociedad de Rascacielos (Turmhaus-Aktiengesellschaft)
convocó un concurso para construir un rascacielos junto
a la estación de tren de Friedrichstrasse,
en Berlín. Al concurso sólo fueron invitados los
arquitectos alemanes de la Liga de Arquitectos Alemanes (Bund
Deutscher Architekten). Tuvieron 6 semanas para elaborar
las propuestas y se presentaron unos 140 proyectos. Entre ellos
estaban los de Hans Poelzig, Hans Scharoun, Hugo Häring y
Mies van der Rohe. Finalmente el jurado optó por las propuestas
más conservadoras. El concurso resultó ser una farsa
con fines publicitarios ya que, en la primavera del mismo año,
la empresa ya había encargado el proyecto a los arquitectos
Möhring, Kohtz y Kraffert. A pesar de todo, no se llegó
a construir, por problemas financieros de la empresa.
El proyecto de Mies llevaba el seudónimo de "Panal"
(Wabe).
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El edificio era una torre de forma
triangular,de 20 plantas, todas iguales y divididas en tres partes.
Según dijo Mies después, la forma prismática
se adaptaba a la forma triangular de la planta y sus caras se angulaban
levemente para evitar la monotonía que se producía
habitualmente al acristalar grandes superficies. |
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En uno de sus primeros dibujos de
trabajo, hecho con carboncillo, Mies representa el edificio de esta
manera. Sólo el perfil superior da información sobre
la forma del edificio. En su mitad inferior el edificio es una agrupación
de líneas verticales, irregulares e imprecisas, que parecen
sugerir los reflejos del vidrio y la dificultad que introducen en
la percepción de la forma. Esta imagen de variedad no previsible
será la que repetirá en los dibujos posteriores y
que gradualmente irá puliendo (o modulando). En el límite
inferior dibuja una línea de viandantes, para dar a entender
el tamaño del edificio. |
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Éste es el alzado. No muestra la forma de la planta pero
sí la percepción que de él tendremos a pie
de calle, por efecto de la irregularidad del perímetro
y la variación de los reflejos del vidrio. No intenta dar
a entender la forma de la planta o la importancia de su efecto
paisajístico y sólo se interesa por la expresión
del material y el juego de reflejos. Esta imagen compleja y no
monótona de la superficie acristalada es lo que parece
valorar en el dibujo.
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Éste es un fotomontaje que muestra el edificio tal como
se vería una vez construido, en su entorno. No está
claro si llegó a presentarlo en el concurso (Mies
in Berlin, p. 325).
Mies usa aquí la técnica del collage,
una innovación aportada por los artistas cubistas. Con
ella, éstos pretendían acabar con la idea tradicional
de la pintura o el dibujo entendidos como plano que muestra la
ficción de un evento y pasaban a entenderlos como construcción,
cromática o no, sobre el soporte de la superficie. Con
el collage se anulaba el valor
de la fidelidad, del virtuosismo, del arte como reproducción
de la realidad y quedaba sólo el valor como forma. El fotomontaje
del dibujo de Mies parece partir de un planteamiento similar:
¿por qué intentar imitar la realidad si disponemos
de una fotografía? El planteamiento, sin embargo es diferente.
Para los cubistas, el collage
era un elemento ambiguo introducido en el plano de la pintura.
Era un fragmento real en un plano de ficción. Su valor
dependía del juego de relaciones que introducía
en esta ficción. En el collage
arquitectónico, en cambio, éste se adapta a la imagen
de la fotografía y ajusta el encuadre y los puntos de fuga
con la intención de mimetizarse con la fotografía
y ser parte de ella, como un camaleón. Su ambigüedad
es que, pese a ello, el collage
ha de evitar pasar inadvertido ya que el dibujo ha de reconocerse
como tal, como una propuesta dentro del entorno. El dibujo se
aprovecha así del realismo de la fotografía para
alcanzar la verosimilitud que le falta para ser más creíble.
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Desde finales del siglo XIX el rascacielos se había convertido
en el símbolo del progreso, el monumento representativo
de la sociedad moderna. Era un invento de la cultura estadounidense
que se imitaba en Europa como muestra de desarrollo económico.
Su valor simbólico sustituyó a la importancia que
en tiempos anteriores habían tenido las catedrales.
El collage de Mies muestra el
edificio como una catedral gótica, elevándose por
encima de la ciudad. Éste es el perfil que se proponía
para la nueva ciudad, para sustituir al tradicional. Berlín,
como otras ciudades importantes de Europa, veía en el rascacielos
el símbolo del progreso.
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Ésta es una portada
de Berlins dritte Dimension (Dimensión vertical de Berlín), que el Berliner Morgenpost (Correo
de la mañana de Berlín) publicó en 1912. Se trata de un suplemento
que recogía las opiniones de personajes importantes de la
ciudad. En él Walter Rathenau, director de AEG, decía: "nada tan impresionante como la ciudad
de Nueva York ha sido creado desde la Edad Media... Por primera
vez, la creación de estas fachadas que se levantan para agredir
al cielo manifiesta el nacimiento de una nueva idea constructiva
en arquitectura". El arquitecto Bruno Möhring,
editor del Berliner Architekturwelt y organizador del pabellón alemán en la Feria Mundial de San Luis (EE.UU.) de 1904, no veía
ninguna razón que impidiera construir edificios de esa altura
en Berlín. Incluía también opiniones de Peter
Behrens, que no podía olvidar "la
fuerte impresión recibida al entrar en el puerto de Nueva
York, al ver la ciudad aparecer como una luz en la niebla, creando
una especia de espejismo envolvente". Behrens veía
el rascacielos como el anuncio de una nueva arquitectura.
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El dibujo que nos ocupa empieza aquí (se trata de una
fotografía del original perdido). Sigue siendo un fotomontaje
pero, por motivos que habría que deducir, Mies renuncia
a la imagen anterior y empieza a trabajar en ésta. Con
ello a cambia también el contenido del discurso anterior.
El ambiente urbano es radicalmente diferente. El anterior era
una calle comercial animada, céntrica, la imagen de una
ciudad "próspera". Ésta es la imagen de
un suburbio, degradado y envejecido prematuramente, en el que
la gente vuelve a dormir por la noche y con escasa actividad durante
el día. El edificio continúa apareciendo como un
gigante, con una modernidad que contrasta con el ambiente degradado
del entorno urbano. La imagen cristalina del edificio contrasta
con la tristeza, antigüedad y falta de interés del
entorno, envejecido a pesar de ser tan sólo de finales
del XIX.
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El edificio se ve superando la altura del entorno, con su superficie
modulada por los reflejos del vidrio. La parte superior sigue
mostrando la forma de la planta y la partición geométrica
de su superficie. La inferior pierde precisión y parece
convertirse en lo opuesto del entorno. El idealismo de la imagen
del rascacielos se refuerza con la oscuridad y falta de interés
del entorno: es el futuro que se muestra como un objetivo más
allá de la realidad presente. El nuevo encuadre permite
ver el edifico exento, surgiendo de la oscuridad del suelo (como
en el alzado) e iluminándose a medida que se eleva.
Mies ve que este valor psicológico le interesa y lo mejora
en la siguiente imagen.
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En esta tercera perspectiva, Mies dibuja un edificio transparente.
La superficie acristalada mantiene sus reflejos pero permite ver
las diferentes plantas del interior. El edificio es limpio, cristalino...
(ya no son sólo reflejos). La fotografía del entorno
es la misma pero Mies la ha oscurecido y, al mismo tiempo,ha iluminado
el edificio. Observando los bordes del dibujo, se puede apreciar
que no oscurece totalmente la fotografía, posiblemente
porque ha decidido recortarla.
Cuando en 1922 publicó este proyecto en la revista Frühlicht,
de Bruno Taut, explicó que sólo los rascacielos
en construcción mostraban claramente su idea constructiva;
entonces es cuando la impresión de la altura del esqueleto
de acero es apabullante; cuando se levantan las paredes esta impresión
se destruye completamente; el pensamiento constructivo es aniquilado
y a menudo ahogado por una confusión de formas triviales
y sin sentido. Mies veía que la fachada de vidrio podía
seguir mostrando por transparencia la estructura esquelética
de los rascacielos contemporáneos. En este dibujo muestra
esta idea: la superficie de vidrio, con sus reflejos y transparencia,
mostrando la estructura interior.
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El dibujo es ahora una imagen poética. El
edificio se debilita, con su aparente desnudez, frente al entorno,
oscuro y en cierto modo opresivo. Pero también se idealiza
frente a la oscura realidad del entorno. El edificio es el símbolo
de una conciencia pura, que no se esconde. |
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En la siguiente versión del dibujo, Mies recortará
esta imagen de la siguiente manera.
El edificio no cambiará, pero sí el entorno. Con
esta reducción del encuadre, Mies mostrará que su
interés ya no es explicar cómo se relaciona el edificio
en su entorno. El entorno tan sólo será el marco
que da valor al edificio.
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A partir de aquí, Mies vuelve a hacer el dibujo prescindiendo
de la fotografía. Ya no intenta mostrar cómo se
verá el edificio una vez construido. El entorno ya sólo
es una sombra, reducida a lo suficiente para mostrar el encuadre
oscuro que permita al edificio mostrar sus cualidades.
El dibujo trasciende así los objetivos del concurso y
se convierte en el manifiesto de una nueva arquitectura, la expresión
de una idea. Como dice Giulio Carlo Argan (El
Arte Moderno, p. 360), para Mies, en este momento no tiene
importancia mostrar la relación entre el edificio y la
ciudad; su interés es la forma como valor absoluto, y si
la forma artística es absoluta no está en relación
con nada; la luz es el auténtico material de construcción
a través del que el arquitecto se expresa.
Hay otro aspecto importante en este dibujo. Mies dibuja sobre
la referencia de la fotografía pero la modifica. Mantiene
los contornos de la edificación próxima, elimina
el puente y las protecciones sobre el río y altera el fondo
de la calle, colocando el puente del ferrocarril, que antes no
aparecía, y añade un perfil en fuga que no existía
en la fotografía.
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Inevitablemente, se plantea la pregunta: ¿qué conseguía
Mies modificando este perfil?
Ésta hubiera sido la imagen sólo con el cambio
del puente. ¿Por qué no lo dejó como estaba?
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Poelzig había jugado ya con una perspectiva fugada de
esta manera. Se trata de dos edificios que enmarcaban el acceso
al puente sobre el Ring, en Colonia, un proyecto de 1925. Aquí
la alineación del puente se curva y con él "parece
irse" y desaparecer la fuga.
Un ejemplo mas interesante es el siguiente dibujo de Karl Friedrich
Schinkel.
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Como en otros casos, Schinkel coloca un motivo en primer plano
para señalar el espacio frente al objeto del dibujo. En
este caso, la verja de entrada a una finca, en la que las puertas
abiertas dejan ver un interior profundo y lejano, que parece perderse
en el infinito. Algo que Schinkel no acostumbró a hacer
en otros dibujos. Si hubiese dibujado cerradas las puertas de
la verja, el "misterio" no se habría producido.
Con las puertas cerradas, sería un espacio clásico,
definido y tridimensional, sin ambigüedades. Las puertas
abiertas muestran el punto hacia el que fugan las líneas
del dibujo, que es también el punto en el que confluyen
el eje de simetría de la ordenación de Versalles,
el camino que atraviesa la Villa de Chaux, las calles de las perspectivas
sin fin de Hilberseimer y el lugar indefinido de las acuarelas
de William Gilpin.
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El dibujo final de Mies, sin fotomontaje, fue publicado en la revista
de Frühlicht, de Bruno Taut,
en 1922. En este tiempo Mies dirigía la división de
arquitectura del Novembergruppe
(1921-25). En la siguiente versión de este proyecto Mies
prescindió de las perspectivas y trabajó directamente
sobre una maqueta. Fotografió la maqueta y compuso la fotografía
en un fotomontaje con un arbolado de fondo. En este caso sólo
hizo el dibujo del alzado, similar al del primer proyecto, y lo
publicó en la portada de la revista G
(Gestaltung), en 1924, revista en la que colaboraba y que ayudaba
a financiar.
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Alzado del segundo proyecto
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El alzado
en la portada de la revista G |
Otro dibujo en el que Mies introduce el tema del
punto de fuga es el del proyecto del edificio de oficinas de hormigón,
de 1923, para la Grosse Berliner Kunstausstellung
(Exposición de Arte del Gran Berlín). Está
hecho con carboncillo y lápiz y mide 139x289 cm. |
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Mies hizo una maqueta y esta perspectiva. No es un proyecto para
construir sino una especie de manifiesto de lo que el hormigón
armado permite hacer y de cómo puede plantearse un edificio
de oficinas hecho con hormigón armado. Continúa con
algunos rasgos del los dibujos anteriores, como el entorno oscuro,
posiblemente sacado también de una fotografía. El
edificio se muestra con una luz interior que contrasta con la oscuridad
del entorno, ilustrando el avance del nuevo mundo respecto del viejo,
o de la modernidad respecto del clasicismo.
Un aspecto que podría ser irrelevante pero que repite
en muchas de sus perspectivas es que la esquina no se ve en posición
simétrica. Una cara tiende a la frontalidad mientras la
otra se ve en escorzo, con el punto de fuga en el fondo de la
calle. De modo aparentemente injustificado, la perspectiva muestra
ambos lados de la calle lateral y, con ellos, el punto de fuga
en el que confluyen.
Otro caso similar es el proyecto para los grandes almacenes S.
Adam en Berlín-Mitte, de 1928. El dibujo es más
pequeño, de 20.3x15.2 cm, y está hecho con una técnica
diferente, guache i aerógrafo, que permite aumentar la
precisión geométrica. Vuelve a utilizar el fotomontaje
y el encuadre es como el anterior.
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Hay algo "discutible" en esta perspectiva, respecto
a lo que aparentemente pretende y a lo que realmente consigue,
ya que la cara frontal apenas se ve y la que se ve completamente
se ve en escorzo. ¿Por qué no cambió la dirección
de proyección? o ¿qué interés tenía
mostrar el punto de fuga?, ya que ésta es la la causa de
los inconvenientes.
El punto de fuga es, posiblemente, el testimonio de una abstracción.
Lo que Mies busca en estos dibujos no es representar tan sólo
un tipo de edificio sino hacer un "manifiesto": sobre
lo que ha de ser la nueva arquitectura del vidrio o la nueva arquitectura
del hormigón o del ladrillo. En estas representaciones
el punto de fuga es un símbolo de lo absoluto, del valor
absoluto de lo expuesto. Como lo era en las grandes perspectivas
de Toni Garnier o en las de Ledoux.
Si lo que buscaba era mostrar el edificio una manera más
"ortodoxa" sería la siguiente,
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Pero esta imagen es
"normal" y no tiene la connotación trascendente
de la anterior. |
El siguiente dibujo es de 1928 y corresponde al concurso para un
edificio de banco y grandes almacenes en Stuttgart. Se trata otra
vez de un dibujo de grandes dimensiones, de 150x96 cm. Comparándolo
con los anteriores es posible confirmar el valor en en ellos tenía
la presencia del punto de fuga. En este caso la perspectiva ya es
totalmente frontal, con un lateral casi oculto y el punto de fuga
en el centro, sobre los edificios que, en el fondo, cierran la escena.
Se trata de un concurso y todos los participantes disponían
de las mismas fotografías. |
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En estas dos imágenes, lo que antes
era "inquietante" ahora es normal. |
Bibliografía recomendaba:
- Phyllis Lambert, Mies in America,
Montreal y Nueva York, Canadian Centre for Architecture y Whitney Museum
of American Art, 1965.
- Philip C. Johnson, Mies van der Rohe, Nueva
York, The Museum of Modern Art, 1978.
- Fritz Neumeyer, Mies van der Roh. Le architetture,
gli scritti, Milán, Skira, 1996 (ed. original en alemán,
Berlín, 1986).
- Franz Schulze, The Mies van der Rohe Archive,
Nueva York, Garland Publishing, Inc, 1992.
- Dietrich Neumann, "Three Early Designs by Mies van der Rohe",
Perpecta, nº. 27, 1993.
- Terence Riley y Barry Bergdoll, Mies in
Berlin, Nueva York, The Museum of Modern Art, 2001.
© de los textos Francisco Martínez Mindeguía
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